Naruteros Blog: febrero 2012

Una intensa oscuridad rodeaba el inmenso lugar lúgubre y siniestro en el que esperaba una figura recortada contra la penumbra. Unas pisadas fuertes y rítmicas resonaban causando un eco que daba escalofríos en la mujer que caminaba por el interminable pasillo. El corredor parecía no acabar nunca y ni una sola luz iluminaba el camino, pero aquella extraña parecía saber muy bien adonde iba. Tras un largo rato de estar andando por pasillos y aún más largos pasillos, dobló una esquina, y entró en una enorme habitación. La única vela que había en ese lugar estaba justo en el centro, delante de una persona, que estaba más al fondo de espaldas a la pequeña luz. La forma de la mujer entró en el radio de luz, mostrando unos finos rasgos femeninos enmarcados por una mata de pelo rubio, unos ojos de un bello marrón rasgado y un cuerpo bien formado.

-Por fin llegas-el susurro de una fina voz femenina se coló entre el silencio que flotaba en el aire hasta la mujer rubia.

-El último encargo que me mandaste me resultó un poco más complicado de lo normal-respondió con algo de aburrimiento.

-Nada es más complicado de lo normal, solo la forma en que lo ejecutas-volvió a decirle la misteriosa voz, la forma de aquella persona se movió un poco alargando la mano para coger una copa llena de un tipo de licor anaranjado. Su olor dulzón le llegó a la joven de ojos marrones se encogió de hombros y esperó a que le ofrecieran algo de beber.

-Siempre pensé que te quejabas demasiado, Hinata. Y siempre olvidaste que puedo penetrar en tu mente con mucha facilidad. Presiento que se van a mover, escóndete y sal solo cuando todo acabe. Sírvete.

La chica se sorprendió y asintió mientras la mujer se levantaba y se daba la vuelta con lentitud. Unas alas con plumas ligeramente transparentes de color violeta se formaron en su espalda y se desplegaron en todo su esplendor iluminando el lugar, y por unos instantes, el fino cuerpo de la chica. Tenía una larga melena morena que le llega hasta la cintura, sus párpados escondían unos preciosos ojos violetas con una pupila que era un águila con las alas desplegadas y tez suavemente tostada.

-¿Piensas volver?-preguntó Hinata escondiendo su tristeza.

-Sabes que mi tiempo ha acabado, acabó hace mucho cuando lo mataron y me arrebataron a mi pequeño ... cuando me lo arrancaron incluso antes de nacer-respondió la mujer. En un gran impulso de sus alas se elevó hacia el techo de la gruta, que se fragmentó cuando ella levantó la mano y lo rozó solamente con la punta de sus dedos. Miró por donde se había ido la morena y se acercó la copa de licor a los labios. Sabía que no iba a volver.

<<Hasta siempre, nunca te olvidaré.>>

Mientras, en el despacho de una de las grandes Villas un hombre rubio que no parecía tener más de 12 años. Levantó la cabeza al ver entrar por la puerta a la Kage de la Villa del Sonido Hojas. Parecía estar muy preocupada y a la vez aliviada.

-Se ha movido Horu, la he sentido.

-¿Qué? Es imposible.

-Lo mismo pensaba yo, pero veo que no. Es hora. Sabemos muy bien que busca el jutsu prohibido. Reúne a los shinobis de más confianza, partiremos a la noche.

-Está bien Takhy. Los mejores shinobis de las grandes Villas se unirán-respondió el Katsekage. La mujer asintió y se fue por donde vino para prepararse ella misma.

Poco a poco...

Unas sombras borrosas se deslizaban con cuidado entre los árboles rodeados de oscuridad. Las nubes se empezaron a apartar para dejar paso a la diosa de la noche. La estrellas emitieron un brillo fantasmal y la niebla se disipó con miedo de las manchas oscuras que se desplegaron en abanico y después rodearon un claro donde una figura esperaba sentada sin poder distinguir nada de la figura.

El claro se rodeó por fin y varias capuchas se bajaron a la vez dejando ver las caras que ocultaban. La figura que estaba en el centro se quitó la capa que cubría su cuerpo y la dejó que cayera al suelo. Una risita salió de sus labios y abrió sus ojos marrones. Un tenso silencio se instaló entre el espacio que separaba a la mujer y a sus atacantes, la tensión se podía cortar con un cuchillo y aún así no se disiparía.

-Ha llegado la hora de que los asesinos paguen por sus actos-gritó al aire mientras una capa vaporosa de color rojizo se formaba a su alrededor.

-Podemos dialogar no te precipites Kagokura Uchiha. Podemos discutir y llegar a un acuerdo-dijo un hombre de pelo plateado, era Kakashi un antiguo amigo suyo, todos lo eran, hasta que la traicionaron.

Una figura más pequeña se abalanzó sobre el cuerpo de Kagokura mientras una lágrima se deslizaba de sus preciosos ojos y una sonrisa de inocencia se borraba de su rostro.

-¡¡¡¡NOOOOOOOO!!!

Una onda rojiza salió del pecho de la joven como un rayo teñido de sufrimiento, dolor, vidas robadas, soledad, tristeza. Un torbellino se formó a partir de ese rayo rojo empujando a todos hacia atrás, una fuerza tremenda y terrorífica viajaba por el aire de manera salvaje. Su cuerpo flotaba en el aire sus ojos se volvieron rojos, sus colmillos crecieron, sus uñas se alargaron hasta parecer garras, su cuerpo se volvió más provocativo. El torbellino volvió hacia ella y como una bomba explotó arrasando lo poco que quedaba. Con la suavidad de una pluma se acercaba al suelo, cuando sus pies lo tocaron, abrió los ojos. Todo lo que un ser humano podía temer se concentraba en esa mirada.

-Hermana-susurró Hinata aún llorando.

Y la tierra y el cielo se abrieron. La tierra mostró las llamas del infierno mientras el cielo se teñía de la sangre de las almas que custodiaba.

-¿Quién eres en realidad?-susurró un Akatsuki pelirrojo que había sido llamando por el mismísimo Katsekage mientras abrazaba a una mujer.

-Vuestra peor pesadilla.

<<Perdóname Kame, un pacto con el Kyubi es un pacto. Y con ello mi alma es mi perdición, y la de todos. Mientras mi cuerpo, el recipiente del poder de la destrucción.>>

Una luz brillante se encendió en la oscuridad que formaba la vida de esa mujer destruida. Un hombre rubio que sostenía a un niño de la mano le sonreía con dulzura esperándola. Kagokura se acercó vacilante y rodeó con los brazos a esas dos personas. Su cuerpo ya no le pertenecía, ahora estaba junto a sus seres queridos. Lo demás era cosa del destino.

Poco a poco … ofrecí mi alma al diablo en persona en un pacto que suponía la destrucción...
Y a la vez … mi propia salvación.

Esta narración de Kagokura fue la ganadora del Concurso de San Valentín celebrado en Naruteros ROL.
Esperamos vuestros comentarios al respecto. Y feliz día de los enamorados.